El concepto de mentalización ha cobrado gran relevancia para el campo de la psicoterapia y la salud mental en los últimos años gracias a los avances en neurociencia, las teorías del apego y la investigación en trauma.
Mentalizar se considera una capacidad con la que nacemos pero que solamente se desarrolla a través de la relación con las personas significativas de nuestro entorno, generalmente nuestros padres. En pocas palabras, consiste en pensar sobre la propia mente y la de los demás, es decir, considerar que tras la conducta propia y ajena se esconde una intención o estado mental. Estos estados mentales pueden ser deseos, emociones, pensamientos o fantasías que motivan la conducta y comprenderlos nos ayuda a formar un concepto de nosotros mismos y de los demás que nos proporciona seguridad.
Por otro lado, se ha demostrado que el apego es una respuesta innata que se activa automáticamente por el miedo y las amenazas a nuestra supervivencia. Un bebe está predispuesto genéticamente a enviar señales que evocan respuestas de proximidad, protección y regulación de los padres. Los padres con una buena capacidad mentalizadora van a recibir y entender la señal del bebe y van a responder con una respuesta protectora que le calma.
Por tanto, la capacidad de mentalización se relaciona de forma directa con el establecimiento de una relación de apego seguro, es decir, a mayor capacidad mentalizadora de los padres, mayor probabilidad de apego seguro en los niños y mayor desarrollo de su capacidad mentalizadora. Por ejemplo, cuando una madre escucha a su hijo llorar, presta atención al llanto del niño con una reacción que manifiesta como la madre siente lo que el niño siente. Para ello, suele emplear gestos cercanos y afectuosos y vocalizaciones que caricaturizan lo que la madre interpreta que el bebe siente. La madre entiende el llanto como una conducta motivada por un estado mental interno, por ejemplo, cree que el bebe tiene sueño, y actúa en consecuencia para satisfacer esa necesidad. El bebe sentirá que es capaz de producir una respuesta en la madre y podrá confiar en que hay un otro que lo entiende y puede reconfortarlo cuando algo le sucede.
Poco a poco, a través de las respuestas de la madre, el bebe adquiere una conciencia de sí mismo y de los demás y una capacidad de regular sus emociones y controlar sus impulsos. Estos patrones de respuesta conformarán la base de un tipo de apego que influirá en la manera de relacionarse como adulto y en su salud mental en el futuro.
Si existe un apego seguro con el cuidador principal, la capacidad de mentalizar se va a adquirir a medida que mejora su capacidad cognitiva. Un bebe no tiene conciencia de sus estados mentales y, por tanto, cree que los otros sienten lo mismo que él. Conforme desarrolla su capacidad mentalizadora, va separando la realidad externa (el mundo de los otros) y la realidad interna (mi mente) y aprende a pensar sobre sus propios pensamientos y sentimientos sabiendo que el otro puede pensar o sentir diferente.
Las personas que han sufrido alguna experiencia traumática o no han sido cuidados adecuadamente suelen tener dificultades para mentalizar y para regular sus estados emocionales, manteniendo un nivel de estrés elevado. La psicoterapia ayuda a estas personas a mejorar su habilidad mentalizadora para comprenderse mejor a sí mismos y a los demás y aumentar su bienestar psíquico.