¿Consideras que te desvalorizas? Has tenido alguna vez la impresión que tus logros han sido producto de la suerte? ¿Sientes que no te mereces tus éxitos? Posiblemente sufres del síndrome de impostor, término acuñado en 1978 por dos psicólogas americanas, Pauline Rose Clance y Suzanne Ament Imes.
Si eres de los que piensas que tus éxitos profesionales son producto de la casualidad o de haber estado en el sitio apropiado en el momento justo, sin realmente ser la persona merecedora de ese puesto, debes saber que no eres el único, independientemente del sexo, edad o la profesión, es un sentimiento de inseguridad conocido como el síndrome del impostor. Personas públicas y exitosas, como Michelle Obama o Tom Hanks, han reconocido públicamente padecer del síndrome del impostor.
Pauline Rose Clance y Suzanne Ament Imes en 1978 publicaron un artículo donde desarrollaron la investigación llevada a cabo con un grupo de mujeres que habían alcanzado grandes logros. Después de analizar a estas mujeres se dieron cuenta que la gran mayoría de ellas desconfiaban de sí mismas, pensaban que su éxito no se debía a su trabajo o valía personal sino que era un fraude que acabaría descubriéndose.
Pauline Rose Clance y Suzanne Ament definieron el síndrome del impostor como la sensación desagradable de dudar permanentemente de sus capacidades, de no sentirse legitimado en su estatus actual y de no asumir sus éxitos como propios.
¿Cómo puedo saber si sufro el síndrome del impostor?
Muchas veces los pacientes vienen a consulta con grandes niveles de ansiedad por sentirse fracasados o describiéndose inquietos y angustiados por no conseguir sus metas mientras me describen sus altos logros, los trabajos y status profesional conseguido cómo algo sin valor, sin ninguna importancia. En otros casos comentan el sentimiento de inseguridad que les invade en sus tareas profesionales ante temor de no hacerlo suficientemente bien, reconociendo que sus jornadas laborales las alargan voluntariamente de manera excesiva para evitar que se note su incapacidad, lo que en numerosas ocasiones acaba afectando a su vida familiar.
Enumeramos alguna de las características de este tipo de síndrome que te pueden ayudar a evaluar si puedes estar padeciendo este tipo de sentimientos:
- Tienes tendencia a desvalorizar tus competencias, no sólo a nivel profesional, también a nivel personal.
- Atribuyes los acontecimientos positivos de tu vida a factores externos, como la casualidad, la suerte, la ayuda de los otros.., pero nunca a factores internos, como tus capacidades, habilidades o conductas.
- Te cuesta aceptar los comentarios positivos que te hacen los demás, aunque los puedes agradecer educadamente, en ocasiones los desvalorizas o banalizas, con comentarios tipo “no es nada, no me ha supuesto ningún esfuerzo”, “no es importante”, “es fácil cuando te pones”…. porque en el fondo crees que no te mereces esos comentarios positivos.
- En ocasiones te muestras muy perfeccionista e inviertes mucho tiempo en tu trabajo debido al miedo que te da la idea de fracasar y ser descubierto en tu engaño. Al final atribuyes el éxito a la cantidad de tiempo empleado justificándolo en que la tarea te resultaba difícil, y no tienes en cuenta como tus capacidades han influido en hacer un buen trabajo.
- Piensas que lo que has conseguido lo puede conseguir cualquiera.
- Tienes miedo a que te presten demasiada atención porque con la atención corres el riesgo de ser descubierto, por lo que sueles evitar las situaciones en las que te sientes expuesto.
- Cuando te demandan una nueva tarea, esto te produce ansiedad y estrés por temor a que sea esta vez la ocasión en la que vas a quedar al descubierto, esto hacer que en muchas ocasiones procrastines la tarea hasta el último momento (lo que hace que la ansiedad vaya aumentando) o por el contrario, cómo he dicho anteriormente, que le dediques una cantidad de tiempo excesivo.
Causas del síndrome del impostor.
Las causas por las que algunas personas desarrollan este tipo de sentimientos son multifactoriales y no podemos encontrar una causa única que explique estos sentimientos.
El entorno familiar influye ya sea por no haberse sentido suficientemente valorado o por el contrario también pueden influir las altas expectativas y demandas de los padres exigiendo siempre más.
Algunas teorías consideran que personas que desempeñan tareas que tradicionalmente no eran desempeñadas por su clase o grupo social, personas que se encuentran en minoría ya sea por género (en un principio este síndrome se diagnosticó especialmente en mujeres), origen, etc. desarrollan con más frecuencia este tipo de síndrome.
En cualquier caso el síndrome del impostor es la parte visible de una baja autoestima.
¿Cómo acabar con este sentimiento de ser una persona impostora?
Es importante dejar de dar más peso a las críticas que a los cumplidos. Debemos aceptar los cumplidos porque estos están mostrando una parte de nosotros mismos que nos cuesta ver, es un lado de nuestra persona que pueden ver los otros y no nosotros, pero es una parte que existe y que los demás nos muestran.
Cuando alguien elogia tu trabajo, acepta el elogio e incluso destácalo, por ejemplo afirmando “si, lo he gestionado bien”, “si he trabajado duro”…
Haz un listado con todas esas cosas que se te dan bien, por pequeñas que te parezcan. A menudo lo que para ti es algo insignificante y sin valor, para otras personas es difícil de conseguir y te admiran por ello.
Describe las situaciones en las que las cosas han salido bien gracias a tus aportaciones. No te límites al ámbito profesional, incluye también situaciones personales, con familia, amigos…
Acepta tus errores, permítete la equivocación y reconócela frente a los otros. Cómo todos sabemos la perfección no existe y el que aceptes tus errores no disminuye tu valía a los ojos de los demás y por tanto tampoco tiene que disminuirla a tus ojos. Aceptar tus errores sin miedo aumenta tu valía y competencia.
No atribuyas los fracasos siempre a causas personales, valora lo que han influido aspectos externos, da a cada causa el peso que le corresponde y quédate con lo que puede aportarte como aprendizaje.
El síndrome del impostor donde la gente competente no cree en su propia competencia, se enfrenta directamente al llamado sesgo de superioridad ilusoria en el que gente incompetente no cree en su propia incompetencia, pero esto será tema para otro post.