Nomofobia o la adicción al móvil
December 20, 2020 / /
Nomofobia o la adicción al móvil

¿Alguna vez has llegado a sentir inquietud e incluso ansiedad y miedo cuando te das cuenta que tu móvil se está quedando sin batería o que te has dejado el móvil en casa cuando vas camino del trabajo o de la universidad? Este sentimiento tiene un nombre, nomofobia, palabra que une  “NO MOvil” con “FOBIA” y hace referencia al miedo irracional a quedarnos sin el teléfono encendido.

Nuestro móvil se ha convertido en un verdadero cordón umbilical con el mundo exterior. Estamos en continuo contacto con familia, amigos, personas más o menos cercanas, incluso con personas desconocidas con las que nos une un nuevo vínculo, las relaciones 2.0. A esto añadimos el continuo bombardeo de noticias, mensajes, correos, anuncios….que nos llevan a un continuo consultar o mirar la pantalla del móvil.

Cada vez es mayor el tiempo que dedicamos a conectarnos a lo virtual en detrimento de la vida real.

Pero, ¿podemos considerar la nomofobia una verdadera adicción?

Aunque el término nomofobia no aparece como tal en el DSM-IV (referencia internacional para psicólogos y psiquiatras), en la práctica terapéutica nos encontramos con un gran número de personas que siente un importante estado de ansiedad relacionado con el consumo de la tecnología móvil. En el caso de los jóvenes, el uso intensivo de internet les puede llevar a centrarse menos en su formación y de alguna manera, directa o indirectamente, provocar conflictos dentro del entorno familiar.

En el caso de los adultos, muchas veces las rupturas de pareja conllevan un nuevo estado de ansiedad que se une a los sentimientos producidos por la propia ruptura, este estado tiene relación con la necesidad de visitar sin parar el perfil de sus ex en las redes sociales, mostrándose incapaces de parar de hacerlo y pasar bastante tiempo buscando información sobre la posible nueva vida de su ex. Sin olvidar que, el uso del móvil se está convirtiendo en uno de los primeros motivos de discusión con la pareja.

Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto prescindir de nuestro móvil?

Las notificaciones de nuestras redes sociales actúan como recompensas que nos provocan deseos de seguir consumiendo tiempo en nuestro móvil, ya que esa recompensa se traduce en un aumento de secreción de dopamina, la hormona de la felicidad, con lo que la adicción aumenta.

A esto añadimos la satisfacción de sabernos informados de cualquier tema que nos interese en el momento, poder disponer de esa película que me han dicho que está muy bien, o ese libro que me apetece leer, con sólo un click sin esperas, o la posibilidad de acceder a comprar cualquier objeto por muy lejos que se encuentre en el momento.

La disponibilidad permanente del móvil nos hace tener la impresión de que no podemos esperar a tener la información, el libro, el objeto…

No debemos olvidar lo atractivo que nos resulta poder realizar cualquier actividad práctica; hacer gimnasia en casa, aprender chino, tocar el violín, hacer yoga, dieta,,,, sin grandes gastos, sólo conectándonos a las cientos de aplicaciones o vídeos de youtube que hay en la red. Todas estas ventajas que tenemos hoy día, si no ejercemos control sobre ellas nos pueden llevar a producir lo que llamamos una “adicción del comportamiento”, lo que podríamos definir como una adicción sin drogas, donde la dificultad está en la pérdida de control de nuestro comportamiento con las mismas características que una adicción a algunas sustancias como es la dependencia, el síndrome de abstinencia, la tolerancia y la interferencia en nuestro día a día. Y lo que conllevan estas características: ansiedad, angustia, sentimiento de culpa, vergüenza…

Esta adicción se encuentra muy unida a otro nuevo miedo el llamado FOMO (Fear Of Missing Out) o “miedo a perderse algo”  lo que nos llevaría a un estado de ánimo negativo y sentimientos depresivos al creer, en el momento que no estamos conectados, que nos estamos perdiendo algo, que los demás están teniendo experiencias gratificantes de las que nosotros estamos ausentes. Según el estudio llevado a cabo J. Walter Thompson, 3 de cada 10 personas de entre 13 y 34 años han experimentado esta sensación, y generalmente cuando ven que sus amigos hacen cosas a las que no están invitados.

No hablamos de renunciar a las ventajas de estar conectados a la red, pero sí que es importante que estemos muy atentos cuando esas ventajas dejen de ser tales y empiecen a convertirse en la causa de nuestro malestar, angustia…

Y si sientes que la situación se te está escapando de las manos no dudes en pedir ayuda, no es algo de lo que avergonzarse sino algo a solucionar.