Las fantasías, idealizaciones e imaginería de los padres adoptivos al ir a buscar a sus hijos al país de origen chocan con una realidad muy alejada de lo esperado. Muchas veces se va con la idea que el niño está deseando salir de donde está, como si la familia adoptiva fuera su “salvadora”.
En la fantasía del padre o madre adoptante occidental, con frecuencia aparece la idea que su hijo está esperando la llegada de sus nuevos padres con ilusión, pero cuando la familia llega al orfanato o al centro donde tiene lugar el primer encuentro, sus hijos les ven como personas no sólo desconocidas sino extrañas, por su forma de hablar, sus rasgos, el color de su piel, etc.
En ocasiones el niño se comportará tal y como sus cuidadoras le han indicado que debe hacerlo, debe sonreír, ser bueno y cariñoso, aunque la realidad es que el niño está asustado y no desea quedarse con esos “extraños” . Este rechazo hacia los padres/madres adoptivos es una respuesta normal y sana, ya que demuestra que el niño ha generado unos sentimientos positivos con el entorno en el que se encuentra, ya sea con sus cuidadores o con otros niños. Con esta actitud el niño nos muestra su capacidad de vincularse afectivamente con las personas que tiene cerca. Imaginemos esta situación a la inversa: un niño de tres años nacido en una ciudad española, que se encuentra en un centro de acogida, rodeado de cuidadores y niños que al igual que él son todos de “raza” blanca . Le dicen que va a venir su nueva familia a buscarle y aparece una familia de “raza” negra, con un lenguaje desconocido para él, que le hacen gestos “raros” y que se lo llevan con ellos mientras sus cuidadores le dicen que tiene que estar contento porque se va a quedar con estos “seres extraños” para siempre porque son sus nuevos papá y mamá. Es fácil suponer el temor del menor, el miedo a lo desconocido, a lo extraño.
Pero los padres pueden hacer que estos momentos sean menos difíciles para sus hijos. Es muy importante respetar sus necesidades, sus tiempos, sus espacios. Nos informaremos antes de viajar de las formas de mostrar los afectos en las distintas culturas, no podemos olvidar que en algunos países los besos son algo excepcional, por lo que no demos por hecho que ese gesto será recibido con agrado. Nos acercaremos sin invadirle, respetando su espacio y sobre todo sus tiempos, el niño nos irá mostrando cuando está preparado para un acercamiento más próximo. Es muy aconsejable haber aprendido algunas palabras o frases del lenguaje del menor, aquello que más nos pueda ayudar a entender lo que necesita, si tiene hambre, sed, frío, etc. Ante todo entender su posible rechazo y sus temores y no tener prisa.
June 01, 2018 /
Esperanza Alonso /
Adopción