Construyendo nuestra pareja
April 23, 2020 / /
Construyendo nuestra pareja

Un porcentaje muy alto de las consultas psicológicas están relacionados con temas de pareja, de amor y desamor, de infidelidades, celos, desencantos, desilusiones… todo lo que nos lleva a las llamadas crisis de pareja. Como decía Shaw: “hay dos tragedias en la vida: una es perder el objeto de tu amor; la otra es conseguirlo”.

Las relaciones de pareja mueven un universo de emociones que no siempre sabemos manejar.  Desde la ilusión de los primeros momentos hasta la decepción y el resentimiento ante la ruptura.

El amor tiene tres componentes básicos que van cambiando a lo largo de la relación. La pasión que suele aparecer en primer lugar y con gran fuerza, hace referencia al deseo de unión  y sexualidad. La intimidad que surge cuando me siento bien con la otra persona, cuento con su apoyo  y comprensión y sobre todo existe un alto nivel de comunicación. Y por fin el compromiso que aparece cuando nos planteamos formar pareja y continuar la relación a largo plazo.

La importancia de cada uno  de los tres componentes varía en una misma relación.  La pasión disminuye con el paso del tiempo mientras que la intimidad y el compromiso aumentan. Pero disminuir no significa desaparecer, si mantenemos la pasión y la intimidad, mantendremos el compromiso como pareja, compromiso que variará de unas relaciones a otras. Existen parejas más abiertas, más independientes, en cambio otras donde se genera más dependencia entre sus miembros o con su entorno. En cualquier caso, mantener una porción de pasión, mucha intimidad y respetar el compromiso, conllevará a que la pareja funcione.  Cuando uno de los componentes falla, aparece la decepción, el desánimo y la desgana por mantener la relación, es decir, la crisis de pareja.

Aunque cada pareja tiene sus peculiaridades y tener en cuenta éstas es el objetivo de las terapias de pareja, a nivel general, destacamos los aspectos básicos a cuidar: evitar caer en la rutina y el aburrimiento, reservar un espacio para el ocio tanto juntos como separados, compartir con la pareja las preocupaciones y alegrías, creando un ambiente de libertad para poder expresar los propios sentimientos,  pero siempre y ante todo, desde el respeto al otro.  Y si finalmente la relación se rompe saber aceptarlo como parte del mismo compromiso.