La importancia de despedirse
June 14, 2018 / /
La importancia de despedirse

La vida es una sucesión de encuentros y despedidas. Nos encontramos con nuevas personas, trabajos y lugares por conocer y nos despedimos de otros de forma más o menos voluntaria, reversible y consciente.

Por lo general, los encuentros suelen asociarse a experiencias agradables, mientras que las despedidas tienen un tono de tristeza, enfado o decepción. No obstante, ambos, encuentros y despedidas, suelen suceder a la vez y requieren un proceso de adaptación. Es decir, cuando comenzamos algo nuevo nos despedimos de algo anterior y viceversa, por ejemplo cuando nos mudamos de ciudad.

Este proceso de adaptación es un duelo que requiere más o menos tiempo dependiendo de las circunstancias que rodean el encuentro o despedida, la relación anterior que nos unía con lo que perdemos y nuestra personalidad.


Las despedidas pueden ser de tres tipos. En primer lugar, la despedida elegida voluntaria y conscientemente es un momento de cambio positivo lleno de expectativas, por ejemplo cuando cambiamos de empleo para mejorar nuestra posición. En segundo lugar, la despedida predecible es aquella que esperamos por “ley de vida”, por ejemplo cuando muere un familiar de edad avanzada. Por último, la despedida inesperada es aquella que se produce de forma brusca por circunstancias externas que no controlamos, por ejemplo, ante una muerte trágica.

Las personas necesitamos tener un cierto control sobre lo que nos rodea para sentirnos seguros. Por eso, cuanto más inesperada e irreversible sea la despedida, más complicado suele ser el proceso de duelo.

También el tipo de relación con lo que perdemos influye en el proceso de duelo. Si teníamos una relación negativa o había asuntos pendientes, el duelo se puede complicar.

Y por último, la capacidad que tiene la persona para expresar sus emociones y buscar apoyo en su entorno va a facilitar el duelo. Cuando evitamos la despedida “para no pasarlo mal” o no se nos permite despedirnos (por ejemplo, en el caso de los niños que no asisten a las ceremonias ni se les hace participes de la tristeza) el duelo suele complicarse.

Un buen ejemplo de un duelo cronificado es el que presenta el protagonista de la película Manchester frente al mar (2016) dirigida por Kenneth Lonergan (Para más información ver https://www.filmaffinity.com/es/film531382.html). La muerte trágica y repentina de personas queridas, el sentimiento de culpa por lo sucedido y la dificultad para expresar sus emociones son factores que hacen que el personaje se encuentre bloqueado emocionalmente y recurra al alcohol y la violencia como forma de descarga.

Por tanto, la despedida simboliza un cierre necesario para transitar de una etapa a otra de la vida y la psicoterapia proporciona el espacio y las herramientas para despedirse cuando no hemos podido hacerlo con anterioridad.